Quienes somos

Damos gracias a Dios porque nos dio el privilegio de conocerte y compartir contigo tantos momentos especiales de la vida. Fuiste nuestra inspiración y la de muchas jóvenes generaciones a quienes guiaste con sabiduría en la cátedra universitaria, en los espacios de tutoría, en los talleres de capacitación comunitaria y con las palabras de reflexión y motivación que dedicaste a cada persona que se acercó a ti.

No solo cumpliste tus sueños, sino también ayudaste a construir los sueños de los demás.

Trabajaste incansablemente por una cultura de paz. Nos enseñaste sobre la mediación, sobre derechos humanos, sobre cómo empoderar a las mujeres y lograste que muchas mejoren su vida. Tu huella queda marcada en nuestros corazones por la ternura, la alegría, la paciencia que generosamente nos ofreciste. Fuiste una heroina de las batallas grandes y pequeñas, combinaste con ternura tu rol de mujer, hija, madre, hermana, amiga y por eso nos sentimos parte de tu familia.

No alcanzan las palabras para describir todas las cualidades que te definen. Pero llenaste nuestros corazones con alegría, con bromas dulces, música, historias, juegos y metodologías inigualables.

Con un estilo tan excepcional de trabajar a favor de las personas en mayor situación de vulnerabilidad de todos los confines de este país y del mundo. Queda sembrado en nosotros la mística y las proyecciones para cumplir con tu legado. No veremos tu sonrisa, pero sentiremos tu presencia.

Nuestros hijos e hijas crecerán con la certeza de que tu aportaste para la transformación de una sociedad que disfrute de igualdad, solidaridad y justicia social.